De Coronel a Romainville: estudiantes chilenos y franceses realizan corto documental en conjunto 

En la Escuela Octavio Salinas Cariaga de Coronel, región del Biobío, el cine surgió como una herramienta educativa y de exploración creativa gracias al impulso de Francisco Ulloa, realizador audiovisual y encargado del cineclub escolar para estudiantes de sexto básico. 

Aunque su formación no es pedagógica, Francisco venía vinculado al ámbito educativo desde el municipio de Coronel, donde conoció la escuela y detectó el interés por sumar nuevas experiencias culturales. Así decidió realizar el curso del Programa, Cine para educadores: apreciación y creación, para dotar de estructura su trabajo. “Me parecía que era necesario trabajar donde no hubiera nada, así que llegué a esta escuela, generé la propuesta a la directora y empezamos a trabajar”, cuenta. 

Desde 2024, el taller se desarrolla combinando clases de lenguaje audiovisual, visionado de películas, ejercicios prácticos y la producción de cortometrajes realizados por los propios estudiantes. En sus clases, Francisco ha buscado que el cine sea algo tangible, dinámico y cercano: “En la clase que tuvimos de escala de planos, la mitad fue teoría y la otra mitad les pedí que hicieran sus propios ejercicios. Los montamos en clase y ellos elegían la música que llevaban. Así podían ver resultados desde el principio y se interesaban por hacer más cosas”. 

Uno de los hitos del cineclub ha sido el desarrollo de un proyecto paralelo: un cortometraje documental filmado en Chile y Francia. La iniciativa surgió a partir de la amistad de Francisco con un profesor francés, a quien conoció en Concepción. En 2023, Francisco lo visitó en París y allí nació la idea de registrar un día en la vida escolar en una escuela pública de la comuna de Romainville, el colegio Pierre-André Houël. “Me parecía muy atractivo poder filmar y conocer también la realidad de los niños de allá”. 

La experiencia se replicó en Coronel con un equipo más amplio. También se filmó en un solo día, y una estudiante del taller entrevistó a sus compañeros. “Nos reunimos antes, conversamos, revisamos material de referencia. Le di algunas indicaciones para que su labor apuntara más al lenguaje del documental que al televisivo, que era lo que ella conocía”, explica el tallerista. 

 

El trabajo final fue exhibido en septiembre de 2024 en la Alianza Francesa de Concepción, en una función a la que asistieron delegaciones escolares y público general. “Fue maravilloso porque los niños sentían que lo que habían hecho tenía un valor. Se llenó la sala. Fue una experiencia donde se sintieron vistos y valorados”, recuerda Francisco. 

Actualmente, el cineclub está en pausa. Sin embargo, Francisco mantiene el contacto con la comunidad escolar y trabaja desde España en la gestión de una exhibición paralela entre Coronel y Romainville, que incluya una videollamada entre ambas comunidades. “Eso nos permitiría cerrar este ciclo de una forma significativa y, al mismo tiempo, reimpulsar las clases del taller”. 

Más allá del aprendizaje técnico, lo que se busca es generar un vínculo duradero entre los estudiantes y el cine. “Yo creo que el cine es una herramienta para relacionarse con el entorno, de expresión también. Lo reduzco positivamente a eso: algo que no tiene por qué ser complicado, sino que está al alcance de nuestra mano”, concluye Francisco, convencido de que el impulso ya está dado, y que aún queda mucho por hacer junto a sus estudiantes. 

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